WASHINGTON.- El gobierno de Joe Biden quiere que el mundo se ponga de acuerdo en un piso global para la alícuota del impuesto que pagan las empresas por sus ganancias, una medida en la cual ya se está trabajando en el G20, y que busca impedir que los países estiren la pelea entre sí para ver quién le ofrece mejores condiciones a las corporaciones.
La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, una de las impulsoras de la iniciativa, dijo en un discurso en el Consejo de Asuntos Globales de Chicago que uno de los efectos de un mundo interconectado había sido una “carrera al fondo” de treinta años en la alícuota de los impuestos que pagan las empresas por sus rentas, y que ahora era importante garantizar que los gobiernos tuvieran sistemas impositivos estables capaces de generar recursos suficientes para invertir y responder a crisis, como la pandemia del coronavirus.
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“Estamos trabajando con las naciones del G20 para acordar una tasa impositiva corporativa mínima global que pueda detener la carrera al fondo”, dijo Yellen en su mensaje.
Detrás de la iniciativa de Yellen aparece una necesidad del gobierno de Joe Biden: mejorar la recaudación del gobierno federal para financiar su ambicioso plan de infraestructura de US$2,2 billones, que aspira a convertir a Estados Unidos en la principal economía verde del planeta. La administración demócrata ya aspira a elevar la tasa del impuesto a las ganancias que pagan las empresas del 21% al 28%, eliminando parcialmente un fuerte recorte impositivo que implementó el gobierno de Donald Trump. El problema es que en los últimos años varios países, incluso grandes potencias, como Francia, han recortado la tasa de Ganancias que les cobran a las empresas, una tendencia que los economistas llaman “carrera al fondo”.
Joe Stiglitz, premio Nobel de economía y mentor del ministro de Economía argentino, Martín Guzmán, ha dicho que el acuerdo que busca Estados Unidos es como un “Acuerdo Climático de París sobre impuestos”.
“Juntos podemos utilizar un impuesto mínimo global para asegurarnos de que la economía global prospere sobre la base de un campo de juego más nivelado en la tributación de las corporaciones multinacionales y estimule la innovación, el crecimiento y la prosperidad”, insistió Yellen.
La funcionaria eligió su discurso virtual para ofrecer su visión sobre la economía global y las prioridades que tendrá la política económica del gobierno de Biden.
“Durante los últimos cuatro años, hemos visto de primera mano lo que sucede cuando Estados Unidos se aleja del escenario global. América primero nunca debe significar América sola”, afirmó, en referencia al mantra que guió la política exterior de Trump. “Porque en el mundo actual, ningún país por sí solo puede proporcionar adecuadamente una economía sólida y sostenible para su población. Con el tiempo, la falta de liderazgo y participación global hace que nuestras instituciones y nuestra economía sean vulnerables”, señaló.
Yellen abogó por acelerar la distribución de las vacunas contra el coronavirus en los países emergentes y las naciones más pobres, al afirmar que los problemas de acceso son capaces de generar una crisis duradera, con más pobreza y desigualdad.
“Esta sería una profunda tragedia económica para esos países, una por la que deberíamos preocuparnos. Pero eso es obvio. Lo que es menos obvio, pero igualmente cierto, es que esta divergencia también sería un problema para Estados Unidos”, afirmó la funcionaria. “Nuestra primera tarea debe ser claramente detener el virus asegurándonos de que las vacunas, las pruebas y la terapéutica estén disponibles lo más ampliamente posible”, dijo.