¿Salud o economía? El dilema vuelve a abrir tensiones en el oficialismo con la llegada de la segunda ola y por el lento ritmo de vacunación en el país. Sin embargo, esta vez, la decisión deberá tomarse en medio de un creciente hartazgo social, tras una caída de la actividad de casi 10% en 2020 y en un año de elecciones.
El Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) mostró una baja interanual de 2%, pero una recuperación mensual desestacionalizada de 1,9%, según los datos procesados por el Indec. Acumuló de esta manera la novena suba mensual consecutiva y la de mayor magnitud de los últimos cuatro meses.
El Ministerio de Economía afirmó que la actividad económica supera el nivel de marzo de 2020 y se ubica 1,3% por debajo del nivel pre-Covid (febrero del año pasado). “Todos los sectores mejoraron su performance, ya sea que crecieron o desaceleraron su caída, salvo uno que repitió el comportamiento de diciembre”, destacaron en la cartera que conduce Martín Guzmán. La mayor baja se dio en el rubro Hoteles y restaurantes (-39,1%). Le siguieron Otras actividades de servicios comunitarios, sociales y personales (-19,2%) y Transporte y comunicaciones (-15,8%). La Construcción creció 10,2% y la Industria, 4,6%.
Quienes siguen de cerca los números de la economía comenzaron a observar signos de fortalecimiento de la recuperación en los meses subsiguientes. Como ejemplo, en Ieral afirman que los sectores intensivos en energía eléctrica estarían recuperando el nivel de 2019 y que la recaudación de este mes viene firme. Un cálculo de esa consultora privada la ubica creciendo al 12% interanual en términos reales.
En tanto, la consultora de Orlando Ferreres estimó un alza de la inversión en el primer bimestre de 8,4% impulsada por la construcción, pero también por la compra de equipo durable para la producción (la consultora lo vincula a las expectativas de devaluación existentes en el sector privado).
El Gobierno mostró ortodoxia en cuanto a la emisión monetaria en enero y febrero, y acelera el atraso del dólar para frenar la inflación, que en marzo volvería a ser elevada. Según expertos, el Banco Central (BCRA) y el Tesoro cuentan con herramientas para mantener estable la brecha cambiaria podría mantenerse estable.
En ese sentido, los economistas privados estiman que lo único que podría ahogar el repunte de la economía son nuevas restricciones de circulación que afecten la producción. Ayer, el país registró más de 14.000 contagios, el peor número en más de 150 días. El ritmo de vacunación es bajo, de menos de 100.000 personas por día. En el país hubo 3.722.947 aplicaciones (sólo 669.922 personas con dos dosis).
La semana pasada, la dirección de Cuentas Nacionales del organismo estadístico confirmó un derrumbe de 9,9% del producto bruto interno (PBI) el año pasado. Se trató de la mayor caída desde 2002 y un desplome sólo superado por Perú o Venezuela en la región. El PBI bajó más del doble que Brasil. La inversión del año pasado tuvo el mayor retroceso desde 2009; mientras que el consumo privado, desde 2002.
El Gobierno estimó que la economía crecería este año 7%, pese a que el presupuesto 2021 habla de 5,5%. Tanto analistas privados como organismos internacionales proyectan un alza por arriba de seis gracias, en parte, al arrastre estadístico de fines del año pasado que deja un piso de crecimiento de 5% este año.
“El año pasado me gasté todos los ahorros para sostener el negocio”, contó el dueño de una peluquería de Recoleta a LA NACION. “Si cierran este año no va a ser posible aguantar”, acotó. Esa situación aparece en las estadísticas oficiales. Por caso, a ella se refirió la dirección estadística de la Ciudad de Buenos Aires en un módulo sobre el impacto económico Covid-19 en empresas de comercio y servicios porteñas.
“Las variables más sensibles a las restricciones para la circulación de personas y la actividad económica fueron la facturación (69,1% de las empresas tuvo caídas) y la demanda (59,2%)”, estimó el informe sobre 745 compañías del distrito. Casi 60% utilizó reservas patrimoniales para sostenerse; casi la mitad de ellos (27,8%) lo hizo en combinación con el uso de aportes de los dueños. En ese período de cuarentena, entre el 25 de junio y el 23 de julio, el 44% disminuyó las horas de trabajo y 27,8% suspendió trabajadores con pago y 7,5% sin pago. De las que suspendieron con pago, el 35,7% lo hizo para toda la plantilla.
“El dato de enero es mejor de lo esperado”, afirmó Jorge Vasconcelos, economista jefe de Ieral. “Hay una contribución positiva a la variación del PBI de 1,78 puntos porcentuales de los sectores menos afectados por el distanciamiento, pero una contribución negativa de 3,5 puntos porcentuales de los sectores que dependen de la vacuna para su plena normalización. Los atrasos con la vacuna hacen que ese lastre al rebote de la economía tienda a persistir en buena parte del primer semestre”, agregó el experto.
“Se sostiene la recuperación de la industria manufacturera y empieza a contribuir construcciones. Si bien la contribución positiva de agricultura y ganadería parece marginal, esto tiene que ver con el hecho que la cosecha cae en volumen un 10% interanual. Pero la mejora del valor de la cosecha, por la suba de los precios internacionales, equivale a US$ 10.000 millones, un 2,7 % del PBI en dólares de 2020. Esto tiene un efecto multiplicador importante sobre proveedores de bienes y servicios del sector”, dijo y cerró afirmando que la pandemia es el desafío hacia adelante. Detrás aparece el consumo atado a la inflación.
Fernando Marengo, socio y economista jefe Arriazu Macroanalistas, celebró que, luego de la “implosión” que generó el aislamiento y de la flexibilización de las restricciones por el Covid, haya “una recuperación de la actividad esperable”. Agrega que la capacidad ociosa permite que hoy por hoy que no se requiera de inversión para rebotar y tener, gracias al arrastre, tasas “astronómicas” de crecimiento desde marzo.
“La suba de precios internacionales va a generar dos puntos adicionales a la demanda y siendo un año electoral el Gobierno no va a ahorrar nada. Esto plantea un escenario de recuperación hasta las elecciones con un Banco central controlando tipo de cambio oficial, paritarias al 30% y retraso de tarifas. O sea, un panorama de recuperación con desaceleración de la inflación”, dijo el economista, que alertó que en algún momento habrá que acordar con el FMI para sumar inversiones, ajustar tarifas y bajar el gasto.