La semana pasada el Banco Nación anunció una nueva tanda de los créditos para comprar motos de fabricación nacional con tasa subsidiada. El objetivo de estas líneas de financiación es contribuir a la reactivación económica impulsando el consumo, según lo entiende el Gobierno.
Esta iniciativa puede inscribirse junto con otras diseñadas para salir de la crisis que ocasionó la pandemia de Coronavirus, aunque también puede ser leída como parte del impulso que suelen tener los préstamos destinados al consumo en años electorales.
De acuerdo con un informe de First Capital Group, si se analiza la evolución de los préstamos personales y de la financiación con tarjetas de crédito en valores nominales desde enero de 2014 hasta enero de 2021, no se aprecian las variaciones en años en los que hay elecciones porque los saldos crecen casi todos los meses.
Pero cuando se ven los valores ajustados por la inflación del período de enero de 2014 a septiembre de 2020 se pueden apreciar los picos que se dan en esos períodos.
En los tres años en los que hubo competencias electorales (2015, 2017 y 2019) se pueden ver incrementos en el crédito que intentan generar reactivación de la economía. En 2015, los consumos con tarjeta de crédito crecieron hasta un billón de pesos, mientras que los préstamos personales se ubicaron por encima de los 800.000 millones.
En tanto, en 2017, los préstamos personales estuvieron por encima del billón de pesos, mientras que los consumos con tarjeta se acercaron a los 900.000 millones de pesos.
Por último, para las elecciones presidenciales de 2019, el gobierno de Mauricio Macri relanzó el programa Ahora 12 y hubo consumos por cerca de los 700.000 millones de pesos, pero los créditos personales estaban en caída en niveles similares.
Según explica Guillermo Barbero, socio de la consultora especializada First Capital Group, la anomalía en cuanto a años electorales, en este caso, se da porque fue una época de muchas restricciones financieras, tasas de interés muy altas y no había oferta suficiente de créditos, porque el temor era que los fondos financiados en pesos se volcarán a la compra de dólares.
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